Los de 2º de bachillerato 2013

martes, 19 de octubre de 2010

Final de la muerte del cisne


Al fin me decidí. Cogí el teléfono y marqué ese número que tantas veces antes me había parado a mirar con odio, miedo y asco. Un pip. Dos. Tres. Se descuelga el teléfono.
-Si dígame? – Cesar tenía la misma voz adorable, pensé, pero justo después ese odio volvió a mi.
-Cesar, soy Elisa. Te llamaba para decirte que, por casualidad, me encontré en mi bolsillo del abrigo un vídeo en el que pone mmm – hice ver como si lo leyese, aunque me acordaba del nombre perfectamente – Carlota. ¿Te suena de algo?
Silencio. Cesar se congeló, no sabía qué decir. Elisa lo notó, temblaba, no se podía creer lo que le acababa de decir, le oía respirar aceleradamente.
- ¿Qué quieres, niña? – Sonó amenazador, aunque Elisa ni se inmuto, estaba demasiado aturdida.
- Sólo quiero que admitas que mataste a Carlota. ¡Dímelo y te dejaré en paz! Solo quiero que me digas la verdad por una vez en tu vida – se me quebró la voz y no pude contener los llantos, que vinieron seguidos de hipo, de ese que te sacude todo el cuerpo, cómo si quisiera partirte en dos.
- Elisa, cálmate. Te juro que no lo quería hacer. Las circunstancias me obligaron a hacerlo. – Cesar parecía arrepentido de verdad, pero eso no sirvió para calmarme.
- ¡Dímelo! ¡Necesito que me lo digas! – grité con todas mis fuerzas.
- ¡Vale! – su voz le falló y rompió a llorar él también.- ¡Maté a Carlota! ¡Joder! ¡Maté a Carlota!
Colgué. Ya había parado de llorar. Me sentía bien, libre, satisfecha de dar este gran paso. Necesitaba que admitiese que había matado a mi amiga. De un momento a otro volví a la realidad. Me dí cuenta de todo lo que acababa de pasar. Le había plantado cara a Cesar, o Julio o cómo demonios se llamase. La realidad de mis palabras me inundaron y me fallaron las piernas. Caí al suelo.
De la habitación de al lado salieron dos policías con el otro teléfono fijo aún en la oreja asustado por el ruido de mi caída. Sí, habían grabado toda la conversación. Le había pagado con la misma moneda. Te lo prometí Carlota, la venganza se sirve fría, y la tuya estaba congelada.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...