Rudolf Nureyev

Nació el diecisiete de marzo de 1938. Sorprendentemente nació en un tren que comunicaba dos ciudades rusas y que su madre había cogido para visitar a su padre, un comisario del Ejército Rojo. Desde bien pequeño empezó a destacar sobre los demás a través de danzas folklóricas rusas. Pocos años después fue acogido por una escuela de danza en la que fue considerado el mejor bailarín de la escuela. Tenía un carácter difícil, era problemático y en algunas ocasiones agresivo, probablemente debido sus problemas internos de sexualidad. Más tarde fue reconocido como uno de los mejores bailarines rusos de ballet. Debido su conducta se le prohibió viajar al extranjero. Su vida dio un giro en 1961, año en el que sustituyó en París al principal bailarín (que se lesionó) y fue acogido por buenas críticas. Rompió las reglas de viajar al extranjero y por eso nunca más volvió a pisar suelo ruso. A partir de esa actuación empezaron a lloverle propuestas de trabajo con las bailarinas más famosas Nina Vyroubova, Margot Fonteyn (con la que estableció una relación amistosa), interpretó varias obras La bella durmiente, Don Quijote en varios países, Dinamarca, Australia…. También tuvo su papel en el cine en películas como Las Sílfide.

Rudolf era bisexual y esta fue posiblemente una de las razones por la que fue contagiado por el VIH. En esa época había medicamentos para tratar esta enfermedad pero no los quiso. Su cabezonería presente desde que era pequeño le causo su irremediable muerte en 1993 con 54 años de edad.

He elegido este bailarín principalmente porque nadie habíaa escrito nada sobre él en el blog. Empecé a leer su biografía y me di cuenta de que nació el mismo día que yo. Ya decidido, empecé a escribir su historia y me pareció única e interesante. A medida que he leído la historia me he dado cuenta que el mundo de la danza llega a ser muy complicado y que exige mucho de los bailarines. La vida de Rudolf muestra cómo puedes llegar a tenerlo todo y en poco tiempo perderlo.