El tiempo al que vivimos atados

El tiempo.

Te guste o no siempre está ahí, acompañándote a todas partes, recordándote que tienes cosas que hacer, alargándose o reduciéndose en cuestión de lo necesitado que estés de él, pero tiene una pega que a todos nos suele afectar; tiende a escasear o desaparecer cuando más lo necesitamos.

Como un ejemplo claro tenemos los alumnos y alumnas de cualquier colegio, instituto, universidad... lo que sea, hay un momento u otro en el curso que nos mandan un trabajo de X páginas con X dificultad, y claro, en estos tiempos estamos confiados hasta tal punto, que somos capaces de hacer un trabajo de lo que sea, el día anterior; claro que nadie ha dicho lo bien o mal que está hecho, porque en cuanto nos damos cuenta que el límite está a dos días de nosotros, el tiempo simplemente se desvanece.

Pero realmente, y siendo sinceros con nosotros mismos, el tiempo ni se va ni nada por el estilo, lo que nos pasa, es que no sabemos organizarnos; y con organizarnos, me refiero a organizarnos bien. Nunca hemos tenido la necesidad de hacer tal cosa; siempre nos han dado todos los problemas resueltos, lo único que teníamos que hacer, era fingir que había sido resuelto por nosotros. Pero ahora, todo eso ha cambiado, y no hemos sabido adaptarnos al cambio, como ha hecho nuestra especie a lo largo de la evolución. Hemos llegado a una etapa que si evolucionamos, parece ser a peor.

Queramos o no, estamos atados al tiempo.