Los de 2º de bachillerato 2013

viernes, 12 de octubre de 2012

El simbolismo en Tres sombreros de copa

En el libro Tres sombreros de copa se expone de forma clara una comedia, pero no una comedia convencional, sino una nueva comedia. Esta nueva  implica unas renovaciones tanto en el fondo como en la forma por parte del autor, para hacer algo nuevo, nunca visto.
Miguel Mihura estuvo en un sitio que le venía perfecto: un periodo de entreguerras y posguerra donde triunfaban las vanguardias y donde el norte brillaba por su ausencia. En estas vanguardias con las que coexistió Mihura se desarrollaban algunos movimientos o corrientes de pensamiento como el existencialismo, el absurdo, el simbolismo, el parnasianismo…
Teniendo en cuenta que este tipo de escritura funciona muy bien con Mihura, nos encontraremos elementos de estas vanguardias reflejados en el texto, como si de un sello propio se tratara. Estos elementos tan claros son los símbolos. En este apartado Mihura junta el movimiento simbolista de principios del siglo XX con el movimiento absurdo de mediados de siglo XX en el que nada es lo que parece y la mayoría de cosas no tienen sentido.
Así , en la obra van surgiendo en el siguiente orden estos símbolos: las tres luces, la bota debajo de la cama, el teléfono, los sombreros, los conejos y la carraca.
Todos tienen la misma importancia argumental, ya que salen en momentos puntuales de la comedia, hacen su acto de presencia y posteriormente quedan en un segundo plano. También todos tienen el mismo significado, exceptuando las tres luces y los sombreros. Así pues, la bota debajo de la cama, el teléfono, los conejos y la carraca son del grupo de los símbolos a los que el autor da un valor de absurdo. Si bien se acoge al simbolismo, estos símbolos no concuerdan, no coordinan, no encajan, para nada en la trama de la obra. Es fácil observar cómo una bota debajo de una cama (o también usada como cajetilla de cerillas) o, por ejemplo, una infantil carraca solamente representan una obra que se aprovecha de estas bromas.
Desmarcados de este grupo general y absurdo, se despuntan las tres luces, los sombreros e incluso la misma carraca. Si bien podemos entender que las tres luces son las tres personas que marcan la obra desde el punto de vista de Dionisio (su suegro -blanco, burgués-, Margarita -blanca, burguesa- y Paula -roja, bohemia) no es difícil pensar que este punto rojo es el que concierta mejor con él.
Los sombreros tienen una  procedencia distinta (del suegro, de Paula, de su amada,…) y el símbolo llega finalmente cuando él elige como sombrero de copa el de Paula y no otro, aunque el mismo reconozca que “es un poco feo”.
Para finalizar también podemos adentrarnos en la carraca y extraer unas conclusiones que es bastante probable que el autor las considerara aunque no podemos estar seguros. La carraca es un elemento festivo, infantil, divertido, musical,… que pasa de Paula a Dionisio, enseñándole ésta su secreto de funcionamiento. Posteriormente Dionisio debe hacer lo mismo que hizo Paula con él con su suegro como paciente, aunque éste segundo rompe la cadena y decide dar realmente esta carraca a un niño, traspasando aquello infantil a un infante como haría un burgués y no un bohemio.
En definitiva, la interpretación más clara de los símbolos de la obra (puede haber muchas) es la de que estos símbolos son fruto del absurdo y surrealismo y el combustible es que ese movimiento que tanto triunfa en Europa con gente como Kafka, Camus, Ionesco, Beckett,… tenga un acento español y cómico, ya que los tiempos que corrían no eran para irse lamentando. 

1 comentario:

Unknown dijo...

¡Muy buena interpretación de los símbolos! ¡Bien elegida la foto!

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