Tanto en El día de los difuntos de 1836 como en El castellano viejo, los rasgos románticos se ven reflejados en la rebeldía del autor, el nacionalismo (Braulio), la construcción de su universo propio, resaltando la opinión del autor en cada momento.
En El castellano viejo opina sobre el comportamiento de una sociedad que se cree que su forma de hacer las cosas es la mejor aunque eso signifique hacer cosas necias para aparentar lo que uno no es. EL autor se reconoce como romántico gracias al individualismo y la rebeldía. Ser un incomprendido entre un montón de gente diferente a él, como en la comida.
La ambientación, creo yo, que no es muy del género romántico, pero sí que lo es la sensación que siente el personaje en ese lugar. La desesperación por irse, el desconsuelo de ser diferente y de pensar de otra manera de la que pensaban todos los ahí presentes, y sobre todo el no encontrar su sitios en esa mesa donde la gente no respetaba al otro, sino que solo lo hacía ver para guardar las apariencias.
En El día de los difuntos de 1836, el tema principal es la critica que hace Larra hacía una sociedad despreciable a causa del olvido de los valores que él siempre defiende. El autor se reconoce como romántico ya que, en este articulo, se rebela contra la sociedad, criticando Madrid en general y poniendo en cuestión los pensamientos de todos los demás. El hecho de opinar sobre los sentimientos, la soledad del personaje, la marginalidad de éste y, sobre todo, la desorientación final y el hundimiento del autor en el último párrafo. El ambiente lúgubre y tenebroso, como las calles solitarias de Madrid de noche, el cementerio el día de los difuntos y sobre todo el mundo aislado en el que se encuentra el autor durante todo el paseo dan una perspectiva de romanticismo que en el otro articulo no había.
1 comentario:
¡Muy buen artículo!
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