
La ortografía se puede definir como un conjunto de normas para escribir correctamente y saber cuándo y dónde poner los diferentes signos de puntuación. Yo diría que está pensada para complicarnos la vida a los estudiantes pero si luego lo piensas bien, te das cuenta que no es del todo así.
Es verdad que el hombre primero usó el lenguaje oral para poder comunicarse. Como dice José Antonio Marina (El país, 6/11/2010) “La escritura apareció cuando los lenguajes estaban ya creados...”.Pero, cuando la cultura avanzó ya no había suficiente con el lenguaje oral y se empezó a usar el lenguaje escrito. Gracias a él se escribieron libros y la gente pudo aprender cosas de diferentes países y de diferentes épocas.
Las normas ortográficas se hicieron poco a poco necesarias y si miramos su historia nos damos cuenta de que ha costado mucho esfuerzo pensarlas y crearlas.
Podemos resumir la escritura del español en tres etapas: la primera a partir del reinado de Alfonso X (cuando se intenta dar normas comunes para substituir el latín como lengua culta y, en donde, se conserva el aspecto fonético de las palabras). La segunda etapa sería en el s.XV cuando Nebrija escribe la “Gramática de la lengua castellana” (aparecen las primeras normas ortográficas). En el s. XVIII Gonzalo de Correas las mejora y propone que se transcriba literalmente los fonemas del español, evitando las variantes fonéticas.
Una tercera etapa seria en 1714 cuando la Real Academia Española escribe “La ortografía” para ayudar a que el castellano se conozca bien por todas las regiones.
Finalmente, en 1999 la Real Academia publicó la última versión de la “Ortografía de la lengua española” donde las normas para la escritura de las palabras y las normas para los demás signos de puntuación son muy claras.
Si cada uno de nosotros escribiera como quisiera sería un lío escribir y leer. Esto se puede ver en los niños pequeños que hacen un garigote y nadie más que él entiende lo que quería decir. Necesitamos un código común para entender las palabras. Lo mismo pasa con los signos de puntuación. El significado de una frase puede variar mucho con una simple coma mal situada. No es lo mismo:
. El maestro dijo: “Javier es un burro”
. El maestro- dijo Javier- es un burro
Así pues, aunque es cierto lo que dice Javier Rodríguez Marcos (El País,6/11/2010) El uso es el que estabiliza una denominación. Por mucho que la Academia se intente adelantar y llamarlo, por ejemplo, lapicero o memoria USB, si la gente lo llama pen drive... También es cierto que la Real Academia debería adoptar ese lenguaje de la calle y proponer unas normas que acepte todo el mundo.
1 comentario:
Perfecto.
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