Nací en Rusia, donde aprendí mi primer idioma, el ruso. Más tarde, a los nueve años, me mudé aquí a Cataluña y empecé a aprender simultáneamente dos idiomas: por un lado el castellano mayoritariamente conversando; y, por otra, el catalán que estudié intensivamente durante tres cuartos de año en el “Aula de acollida”. Durante los últimos años de primaria empecé a mirar televisión en alemán mayoritariamente dibujos animados tan sencillos que consiguieron que llegará a aprender ese idioma sin ninguna ayuda externa, simplemente escuchando. Más tarde, en mis últimos años de secundaria entró pisando fuerte el inglés, que hablaba mayoritariamente en la playa, dándome cuenta de lo fácil de aprender que es teniendo en cuenta la cantidad de turistas dispuestos a intercambiar opiniones que vienen regularmente cada verano. Finalmente, durante este año, he empezado a estudiar alemán seriamente (idioma que dejé de lado durante casi dos o tres años) y volví a hablar ruso regularmente (otro idioma que estaba dejando de lado), gracias a los alumnos a los que les hago repaso.
El castellano que utilizo es el que aprendí cuando llegué aquí. En mi opinión es un castellano muy influenciado por los idiomas de los hijos de extranjeros (yo, por ejemplo) y que son muy numerosos, al menos aquí. Ese popurrí de idiomas extranjeros más el acento que nos proporciona el catalán es, probablemente, el tipo de castellano que hablo yo y gran parte de los extranjeros que vienen aquí aprendiendo castellano y catalán junto con el idioma que ya sabían. El idioma extranjero es el que determina las diferencias entre los extranjeros, y no solo se marca en el lenguaje sino en la forma de comportarse.
Suelo utilizar el registro coloquial en la inmensa mayoría de ocasiones, ya que creo que así se crea más confianza entre las personas con las que hablo y yo. Aun así uso el registro formal con personas que no conozco, como, por ejemplo, las personas que me preguntan por direcciones en la calle. Mi forma de hablar se ve bastante influida por los numerosos idiomas que hablo, cosa que me suele preocupar muchos lapsus durante los cuales me paro a pensar si la palabra que he dicho realmente existe o si la estructura de la oración que estoy usando es realmente la del castellano o la de uno de los otros idiomas. También el hecho de jugar a videojuegos condiciona levemente mi forma de hablar, la principal muestra de ello son el uso de verbos que no existen realmente. Y, por último, mi personalidad me induce a resumir toda posible información en forma de sarcasmo, ya que el sarcasmo como forma de expresión me encanta y lo sobreutilizo (conscientemente) en mi forma de hablar, tanto que, a veces, consigue que mis oraciones sean imposibles de entender.
1 comentario:
¡Buena explicación de tu biografía lingüística!
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