El castellano viejo
Mariano José de Larra nos habla de lo falsa que llega a ser la gente para parecer algo que no es. Todos los personajes que aparecen en este texto excepto Fígaro son incultos y mal educados. Larra critica con total libertad las formas que usan para expresarse y los malos modos.
Es un texto sencillo, claro y preciso de una historia cercana para todos como es una cena de aniversario entre amigos y conocidos. En esta cena se pretende aparentar un ambiente o clase social que no se corresponde con la realidad.
Fígaro es el protagonista, tiene que aguantar al hombre gordo y grosero que se sienta a su lado, al niño pequeño que no para de molestar, al gran número de discusiones entre Braulio y su mujer, los incidentes ocurridos en la mesa, etc.
Él sabe mantener las buenas formas en todo momento, porque es un caballero y, como tal, es fiel a su estilo, se comporta con naturalidad.
Eso no significa que le guste todo lo que ve sino, todo lo contrario, todo en sí le parece una ofensa al buen gusto y a las buenas formas.
Pertenece al Romanticismo.
El día de los difuntos de 1836
Mariano José de Larra considera que la sociedad en la que vive carece de ideología. Nos sitúa en Madrid, una ciudad oscura y muerta. Al ver el comportamiento en el día de los difuntos, realiza un paralelismo entre la muerte física y la muerte ideológica
El lenguaje que usa nos introduce en el texto, como si lo estuviéramos viviendo. Cita los epitafios en el momento preciso y de una manera clara y subjetiva, por ejemplo:
“ Aquí yace media España, murió de la otra media¨; es decir, no sólo acusa la falta de idealismo social de su país, sino que culpa a su pueblo de su carencia.
Al final del texto su habitual ironía se mezcla con una melancolía profunda, entendiendo que la sociedad, su sociedad, está muerta y no puede hacer nada para evitarlo, de ahí el epitafio:
“ Aquí el pensamiento reposa, en su vida hizo otra cosa “
1 comentario:
Buena valoración, sobre todo lo relacionado con el contenido de los artículos.
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