El árbol de la ciencia es una obra perteneciente a Pío Baroja, uno de los mejores novelistas de la Generación del 98 que publicó por primera vez en Madrid el 1991. Esta obra la escribió con 40 años cuando ya había alcanzado su madurez literaria y donde nos presenta la España de entre los años 1887 y 1898, años fundamentales para la historia de una España donde se produjo una liquidación de los restos del imperio colonial con la pérdida de estas colonias frente a Estados Unidos. Mayoritariamente situada en Madrid, la acción también transcurre en algún otro lugar como Valencia y diferentes pueblos.
El protagonista, Andrés Hurtado, un joven médico nos va presentando los ambientes más tristes y pueriles de una sociedad que vive en una cueva donde se alimenta de una realidad que le oculta grandes verdades y injusticias que ocurren a su alrededor. A lo largo de la novela con su visión pesimista, o quizás realista, quién sabe, de la realidad, nos describe cada uno de los defectos de aquella sociedad hasta destruir absolutamente todo. Al final de la obra te planteas qué es aquello que está bien en el país, ¿se puede salvar aún alguna cosa? Es una pregunta que te viene a la cabeza y seguramente la intención del autor no era más que abrir los ojos a una sociedad en muchos casos infantil. Pero todo esto lo hace de una forma sutil a partir de un personaje que desprende un pensamiento propio de ilustres hombres y en muchos casos utilizando la filosofía como herramienta.
La filosofía en la obra está representada siempre en un dialogo con su tío Iturrioz. Hurtado, partidario de las obras y del pensamiento de los alemanes Kant y Schopenhauer, discute de una forma intelectual con su tío que dice que todo lo que piensa Kant son cosas absurdas. La discusión entre uno y otro viene a ser una contraposición del pragmatismo filosófico y el utilitarismo ingles. Esta discusión se centra en los conceptos de espacio, tiempo y casualidad que dicen ser propiedades de la inteligencia humana y no de la misma realidad. En la única cosa que parecen estar de acuerdo es que la ciencia arrolla a todos los obstáculos y también al hombre. Según Andrés la duda también arrasa con todo y acerca de las verdades dice que tienen como condición ser unánimes, son unánimes porque son verdades no al revés ( puesto que según él no es lo mismo).
Esta es una pequeña muestra de la filosofía que desprende esta novela, pero todo ello continúa con la metáfora del árbol del a ciencia y de la vida y continuas discusiones entre tío y sobrino.
1 comentario:
Has hecho una buena introducción al autor y a su pensamiento. Echo en falta más desarrollo sobre las ideas sobre el árbol de la ciencia.
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