Los de 2º de bachillerato 2013

sábado, 18 de febrero de 2012

Pintura y poesia: El Greco y Manuel Machado

El caballero de la mano en el pecho, El Greco. (Museo del Prado)
Manuel Machado fue un poeta y dramaturgo español que utiliza un lenguaje coloquial con raíces en el modernismo y el folclore al que elevó a la categoría de poesía sin adjetivos. Hermano mayor de Antonio Machado, también nació en Sevilla y pronto se trasladó a Madrid con su familia. Estudió Filosofía y Letras y a partir de 1899 vivió en París como traductor y bohemio. Al volver a Madrid publicó su primer libro de poemas Alma (1900), de carácter modernista. Se casó en 1910, se hizo bibliotecario y escribió en la prensa. Cuando estalla la Guerra Civil española (1936) está en Burgos, capital de la España franquista, que le hace miembro de la Real Academia Española en 1938, después de haber escrito versos dedicados al general Franco. Murió en Madrid. En su libro de poemas Alma, museo y cantares (1907) ofrece aspectos más personales de sí mismo que adelantan lo que sería su obra posterior. Esta tendencia de ruptura con el modernismo y el simbolismo, y una utilización de un lenguaje más coloquial, se acentúa en El mal poema (1909) y Canciones y dedicatorias (1915), donde hace patente su apego a Andalucía y su cante, algo que ya había hecho patente en Cante hondo (1912) y profundizará después en Sevilla y otros poemas (1920). A partir de 1926 escribió teatro con su hermano, y entre sus obras se cuentan Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel (1926), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fernanda (1930) y La duquesa de Benamejí (1930), que tuvieron mucho éxito cuando se representaron y están escritas en verso. Otros libros de poemas suyos son Phoenix (1936) y Cadencias de cadencias(1943).

Por otro lado tenemos a, El Greco, Doménicos Theotocópoulos; Candía, hoy Heraklion, actual Grecia, 1541 - Toledo, España, 1614) Pintor español. Aunque nacido en Creta, isla que en aquella época pertenecía a la República de Venecia, El Greco desarrolló su peculiar estilo y la mayor parte de su trayectoria artística en España. Se formó en su isla natal como pintor de iconos, antes de trasladarse a Venecia, donde conoció la obra de Tiziano y Tintoretto, artistas que, junto con Miguel Ángel, fueron los que más influyeron en su pintura.
A partir de 1570, tras una estancia de siete años en Roma, El Greco se trasladó a Toledo por invitación del canónigo Diego de Castilla, quien le encargó un retablo para la iglesia de Santo Domingo el Antiguo. Llevaba diez años en Toledo cuando Felipe II le encomendó una obra para el monasterio de El Escorial; pero El martirio de san Mauricio no gustó al soberano español, quien ya nunca volvió a contar con el artista.
Ello supuso una decepción enorme para El Greco, ya que aspiraba a convertirse en pintor de corte, pero no entorpeció su carrera, puesto que era ya un pintor solicitadísimo tanto por los aristócratas como por los eclesiásticos toledanos. No es de extrañar, por tanto, que su obra sea extraordinariamente fecunda.

Su obra, ''El caballero de la mano en el pecho'' es uno de los retratos españoles más conocidos en el mundo. Un caballero con la mano en el pecho mira al espectador como si hiciese un pacto con él. La postura de la mano parece un gesto de juramento. Este hombre está vestido de forma fina y elegante y porta una espada dorada. De oro es también el medallón con cadena que lleva. En su tiempo se convirtió en la representación clásica y honorable del español del Siglo de Oro.
En la reciente restauración que se hizo, se descubrió que el fondo no era negro sino gris claro, lo que resalta la figura. Igualmente, puso en evidencia los ricos matices en el ropaje oscuro, lo que confirma la influencia de la escuela veneciana. Fue una obra realizada por, uno de los más grandes pintores del renacimiento, el cuál data del año 1579. El cuadro producía/produce gran admiración. Por ello, tres siglos después, Manuel Machado escribe un poema sobre éste, fruto de tal admiración.
En su composición el elemento más destacado es la luz, que se concentra en el rostro y la mano ayudando a la concreción de la figura. El gesto melancólico e introvertido, dominado por una serena tristeza que emana de los ojos, es el reflejo de una hidalguía confirmada por la vestimenta y el atuendo personal: la barba recortada en punta, resalta sobre la golilla cuidadosamente trabajada, elemento típico de la indumentaria de la época que aquí se utiliza para establecer la transición entre el cuerpo y la cabeza y para remarcar la concreción del rostro, ya que se representa como una aureola que lo rodea, lo mismo que la “puñeta” que antecede a la mano, verdadero prodigio de realismo. La mano reposa sobre el pecho en actitud natural, con los dedos entreabiertos como expresión de confesión íntima. El tema es un retrato individual.
En esta obra El Greco realiza un retrato de un personaje desconocido -se ha querido personificar en él al caballero español del Siglo de Oro- en el acto de recibir la «Fe de Caballero», según se desprende de la posición de la mano y la presencia de la magnifica empuñadura de la espada; alejándose del gusto veneciano adopta un formato y composición muy apropiado al gusto castellano: plantea un retrato de busto, situando al personaje de frente sobre un fondo neutro en el que destacan el ritmo de las carnaciones, el blanco y el brillo de la empuñadura y una sutil cadena en la que se apoyan los dedos de la mano extendida. El gesto elegante, el joven caballero está sobriamente vestido, con una sobriedad calculada que se transforma en elegancia, y la expresión de serenidad y melancolía no ocultan una mirada resoluta y audaz que definió a un estilo de vida de aquella época de finales del reinado de Felipe II.

La obra de Machado, (Manuel), presenta un soneto con una fuerte relación con el cuadro, pues lo describe completamente de forma física y psicológica, el poema se nos presenta, entonces, como acompañamiento de un género pictórico caracterizado por reflejar uno o varios personajes. Hay que destacar, sobre todo, el hecho de que nos permita realizar la identificación imaginaria que se convierte en transformación; es decir, cómo Manuel Machado ha combinado elementos de otro código artístico para obtener nuevos valores literarios, a partir de la estimulación sensorial y de la complicidad interpretativa:




Este desconocido es un cristiano
de serio porte y negra vestidura,
donde brilla no más la empuñadura,
de su admirable estoque toledano.

Severa faz de palidez de lirio
surge de la golilla escarolada,
por la luz interior, iluminada,
de un macilento y religioso cirio.

Aunque sólo de Dios temores sabe,
porque el vitando hervor no le apasione
del mundano placer perecedero,

en un gesto piadoso, y noble, y grave,
la mano abierta sobre el pecho pone,
como una disciplina, el caballero.

[Bibliografia]

1 comentario:

Unknown dijo...

Alejandra, muy bien tu comentario. El hallazgo del poema de Machado es afortunado.

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