
“[…]mi amigo Braulio está muy lejos de pertenecer a lo que se llama gran mundo y sociedad de buen tono, pero no es tampoco un hombre de la clase inferior, puesto que es un empleado de los de segundo orden[…]” (El castellano viejo)
También podemos ver la crítica a la sociedad de la época:
“[…]Ellos viven, porque ellos tienen paz; ellos tienen libertad, la única posible sobre la tierra, la que da la muerte; ellos no pagan contribuciones que no tienen; ellos no serán alistados ni movilizados; ellos no son presos ni denunciados; ellos, en fin, no gimen bajo la jurisdicción del celador del cuartel; ellos son los únicos que gozan de la libertad de imprenta, porque ellos hablan al mundo. Hablan en voz bien alta y que ningún jurado se atrevería a encausar y a condenar. Ellos, en fin, no reconocen más que una ley, la imperiosa ley de la Naturaleza que allí les puso, y ésa la obedecen.[…]” (El día de difuntos de 1836.
Y los escenarios son por una parte un cementerio (El día de difuntos de 1836), y por la otra describe Madrid diciendo que sus calles están en mal estado y comparando situaciones con tormentas, etc.
“[…]algún tropezón me recordaba de cuando en cuando que para andar por el empedrado de Madrid no es la mejor circunstancia la de ser poeta ni filósofo[…]” (El castellano viejo)
En el texto “El castellano viejo” se puede observar muy bien el nacionalismo, ya que a uno de los personajes principales se le describe diciendo que es una persona que ama a su país por encima de todo.
“[…]Es tal su patriotismo, que dará todas las lindezas del extranjero por un dedo de su país.[…]”
1 comentario:
Carlota, CARLOTA, has empezado muy bien, pero no has terminado de escribir el artículo. ¿Acaso se te ha quedado en el camino?
Publicar un comentario