Soy una chica de dieciséis años nacida en Tarragona, Cataluña, cuya variedad lingüística trata de dos idiomas. La lengua, tanto materna como paterna, es el castellano. Con mi familia materna hablo el castellano, y con la paterna mezclo el catalán y el castellano.
El castellano lo he adquirido desde que nací, en cambio el catalán lo he ido aprendiendo en la escuela. A pesar de ello, me desenvuelvo perfectamente con las dos lenguas.
Mi familia por parte de padre es de Reus, es decir que mezclamos las dos lenguas. En cambio, la familia por parte de mi madre es de Córdoba, por lo tanto resalta muchas veces el acento de allí, y por ese motivo podemos hablar del dialecto andaluz.
Por tanto puedo concluir que el castellano que hablo personalmente es estándar. Y sobre el catalán me refiero a un lenguaje regional.
Sobre las variedades funcionales, creo que tengo la capacidad para saber en qué momento tengo que utilizar cada registro. Cuando estoy con los profesores uso un registro formal, tanto como si tengo que permanecer en un ambiente serio; en cambio, si estoy con mis amigos, mis compañeros, utilizo un registro más coloquial.
Lo que saco en conclusión de esta reflexión es que aunque mi biografía lingüística conste únicamente de dos lenguas, también puedo aportar conocimientos de latín o de inglés. Tampoco me opongo a aprender nuevos lenguajes, el caso es que no he tenido esa oportunidad ya que yo resido en el mismo sitio que nací.
1 comentario:
¡Artículo correcto!
Publicar un comentario