En el día de difuntos de 2010 Fígaro se fue con su buen amigo Marcos a pasar el día al centro comercial. Tenían el dinero justo para comer y para la película: 20€. Cuando llegaron a las dos de la tarde estaban hambrientos ya que no habían comido desde el día anterior a causa de que los supermercados locales no tenían muchos víveres por culpa de la crisis. La tienda anterior al restaurante se llamaba Capitalysm y tenía un bonito escaparate con luces, ruidos, color,… Fígaro y su buen amigo se detuvieron al ver en ese llamativo escaparate porque contenía esos llamativos brazaletes de colorines, cada uno con su respectivo significado. Esos brazaletes eran la última moda (pasajera) conocida por adolescentes, y no tan adolescentes. Ellos querían lucirlas delante de sus amigos y compañeros y por eso entraron a la tienda.
-Buenos días- dijo Fígaro.
<!Buenos días- dijo el tendero. ¿Qué deseáis chavales?- añadió.
<!¿Cuánto cuestan los brazaletes airstorm?- dijo Marcos
<!20 euros la unidad.
<!Joder Fígaro, ¿Qué hacemos?- dijo Marcos
<!-Tío son los airstorm… - respondió Fígaro.
<!Por la tele, parecen increíbles.- añadió Marcos
<!No se hable más. -dijeron los dos a la vez.
Así es como Marcos y Fígaro se gastaron sus 20 euros en esos brazaletes y se pasaron el resto de tiempo del día sentados en un banco hablando de esos brazaletes y sin comer y sin ver la ansiada película.
Así es como Marcos y Fígaro se gastaron sus 20 euros en esos brazaletes y se pasaron el resto de tiempo del día sentados en un banco hablando de esos brazaletes y sin comer y sin ver la ansiada película.
Creo que este es un claro ejemplo de cómo el capitalismo nos afecta a nosotros con las publicidades (engañosas o no) incitándonos a gastar, gastar y gastar sin motivo alguno y sin ninguna necesidad concreta. Nosotros mismos tenemos la culpa de estos consumos compulsivos por no quejarnos. La caja tonta no para de mandarnos señales negativas sobre consumos y en la calle igual. No podemos pasear con tranquilidad tenemos vallas publicitarias recordándonos ‘lo buenos que son sus productos’, tenemos nuestros héroes como deportistas, políticos,… todos forman parte de un gran negocio. Creo que no necesitamos estos intentos de venta compulsivos y menos esos productos que son inútiles.
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