Hace unas semanas estaba mirando un programa de televisión que hablaba de los adolescentes. Según una señora de unos 50 años, TODA la juventud de hoy en día somos unos maleducados y unos delincuentes. Este comentario estaba respaldado por otras personas que, a su alrededor, movían a cabeza afirmando muy convencidos.
Recuerdo que hace tiempo quedé con mi pandilla para ir a dar una vuelta. Quedamos en la puerta de mi casa. Cuando llegaron todos decidimos ir a dar una vuelta por la urbanización e ir a un parque donde nos reunimos muchas veces. Una vez llegamos allí nos empezamos a aburrir y decidimos ir a ver una película a casa de un amigo, pero primero fuimos al supermercado más cercano a comprar pipas, patatas, palomitas etc.
Entramos al supermercado 4 de los 10 que éramos. Nada mas entrar una cajera nos miró de reojo y avisó a un compañero, que en ese momento estaba barriendo, haciéndole un gesto con la cabeza hacia nuestra dirección. Cuando nos quisimos dar cuenta 2 empleados del supermercado nos estaban siguiendo ¡si solo íbamos a comprar unas pipas! Me sentí como una delincuente, como si por ser jóvenes solo entráramos a robar…
Ya estábamos en la caja. Ya habíamos cogido las pipas, las palomitas y dos botellas grandes de coca-cola que íbamos a PAGAR entre todos. En la cola para pagar ya solo quedábamos dos personas, otro amigo y yo, los otros dos que habían entrado al principio hacía un rato que habían salido con los demás para no estorbar. Detrás de nosotros había una pareja de ancianos esperando también a pagar y delante de nosotros una pareja joven que llevaba la compra de todo un mes.
Por fin nos tocaba a nosotros. Yo me puse al extremo de la caja para ir metiendo los productos en las bolsas, mientras mi amigo sacó el monedero para pagar. La cajera nos dio el precio y mi amigo se dispuso a pagar, pero solo tenía suelto, así que se puso a contar mientras iba buscando las monedas en su monedero. Cuando llevábamos menos de un minuto, la mujer de la pareja de ancianos empezó a protestar diciendo que nos dejásemos de bromitas, que pagáramos ya y que si no teníamos dinero que nos fuéramos a nuestras casas que era donde teníamos que estar metidos todo el día para no molestar a los demás. El hombre le comentaba a una mujer de la cola de la otra caja que menuda educación daban hoy en día a los jóvenes. Una vez pagada la compra salimos de allí corriendo para no soltar todo lo que se nos pasaba por la cabeza en aquel momento.
Recapitulemos, entramos a COMPRAR, como cualquier otra persona, pipas y patatas para después irnos a ver una película a casa de un amigo. ¿En serio hacían falta esos comentarios de tan mal gusto? ¿En serio hacia falta dejarnos mal delante de las personas que entraban en el supermercado en ese momento por dos ancianos?
Por cosas como estas se pierde el respeto a la gente mayor. Por comentarios de mal gusto que te vas encontrando a medida que vas pasando por las calles y sin querer chocas con ellos o los intentas adelantar. Nosotros les tenemos respeto, pero creo que ellos no nos lo tienen a nosotros. Nos tratan como unos delincuentes sólo porque la sociedad de hoy en día esté hecha polvo. Claro que hay jóvenes que roban, pero también hay gente mayor que roba, y no por eso vamos mirándolos con mala cara.
Yo creo que el problema de todo esto es la información que dan los medios sobre nosotros. Según las noticias nos pasamos la mitad del día en Internet y la otra mitad en la calle. Es que, según los medios de comunicación, somos como ñus, comemos, dormimos, vemos la televisión y estamos en Internet. No dicen la cantidad de gente que está una semana entera metida en su cuarto estudiando, que se levantan un fin de semana a las 8 solo para abrir un libro y empollar, que tienen 9 exámenes en una semana (5 días), que no sale a la calle porque tiene un trabajo de 20 páginas. Y todo esto para ser alguien en un futuro. Porque somos el futuro, nos guste o no. Pero no, los adolescentes solo vivimos para salir de fiesta y robar. ¡Sí , señor!
Recuerdo que hace tiempo quedé con mi pandilla para ir a dar una vuelta. Quedamos en la puerta de mi casa. Cuando llegaron todos decidimos ir a dar una vuelta por la urbanización e ir a un parque donde nos reunimos muchas veces. Una vez llegamos allí nos empezamos a aburrir y decidimos ir a ver una película a casa de un amigo, pero primero fuimos al supermercado más cercano a comprar pipas, patatas, palomitas etc.
Entramos al supermercado 4 de los 10 que éramos. Nada mas entrar una cajera nos miró de reojo y avisó a un compañero, que en ese momento estaba barriendo, haciéndole un gesto con la cabeza hacia nuestra dirección. Cuando nos quisimos dar cuenta 2 empleados del supermercado nos estaban siguiendo ¡si solo íbamos a comprar unas pipas! Me sentí como una delincuente, como si por ser jóvenes solo entráramos a robar…
Ya estábamos en la caja. Ya habíamos cogido las pipas, las palomitas y dos botellas grandes de coca-cola que íbamos a PAGAR entre todos. En la cola para pagar ya solo quedábamos dos personas, otro amigo y yo, los otros dos que habían entrado al principio hacía un rato que habían salido con los demás para no estorbar. Detrás de nosotros había una pareja de ancianos esperando también a pagar y delante de nosotros una pareja joven que llevaba la compra de todo un mes.
Por fin nos tocaba a nosotros. Yo me puse al extremo de la caja para ir metiendo los productos en las bolsas, mientras mi amigo sacó el monedero para pagar. La cajera nos dio el precio y mi amigo se dispuso a pagar, pero solo tenía suelto, así que se puso a contar mientras iba buscando las monedas en su monedero. Cuando llevábamos menos de un minuto, la mujer de la pareja de ancianos empezó a protestar diciendo que nos dejásemos de bromitas, que pagáramos ya y que si no teníamos dinero que nos fuéramos a nuestras casas que era donde teníamos que estar metidos todo el día para no molestar a los demás. El hombre le comentaba a una mujer de la cola de la otra caja que menuda educación daban hoy en día a los jóvenes. Una vez pagada la compra salimos de allí corriendo para no soltar todo lo que se nos pasaba por la cabeza en aquel momento.
Recapitulemos, entramos a COMPRAR, como cualquier otra persona, pipas y patatas para después irnos a ver una película a casa de un amigo. ¿En serio hacían falta esos comentarios de tan mal gusto? ¿En serio hacia falta dejarnos mal delante de las personas que entraban en el supermercado en ese momento por dos ancianos?
Por cosas como estas se pierde el respeto a la gente mayor. Por comentarios de mal gusto que te vas encontrando a medida que vas pasando por las calles y sin querer chocas con ellos o los intentas adelantar. Nosotros les tenemos respeto, pero creo que ellos no nos lo tienen a nosotros. Nos tratan como unos delincuentes sólo porque la sociedad de hoy en día esté hecha polvo. Claro que hay jóvenes que roban, pero también hay gente mayor que roba, y no por eso vamos mirándolos con mala cara.
Yo creo que el problema de todo esto es la información que dan los medios sobre nosotros. Según las noticias nos pasamos la mitad del día en Internet y la otra mitad en la calle. Es que, según los medios de comunicación, somos como ñus, comemos, dormimos, vemos la televisión y estamos en Internet. No dicen la cantidad de gente que está una semana entera metida en su cuarto estudiando, que se levantan un fin de semana a las 8 solo para abrir un libro y empollar, que tienen 9 exámenes en una semana (5 días), que no sale a la calle porque tiene un trabajo de 20 páginas. Y todo esto para ser alguien en un futuro. Porque somos el futuro, nos guste o no. Pero no, los adolescentes solo vivimos para salir de fiesta y robar. ¡Sí , señor!
1 comentario:
Genial, Claudia. Claro y contundente. Y estructura, perfecta.
Publicar un comentario