Los de 2º de bachillerato 2013

domingo, 27 de febrero de 2011

Historia de la ortografia


Con las invasiones llevadas por los romanos, el latín va a sumergir las lenguas habladas por los nativos de cada región. Pero nacerán las que se llaman "lenguas romances", entre ellas el francés, el italiano, el castellano, etc., que han evolucionado considerablemente a través de un milenio.
Durante un largo período, el problema de escribir las lenguas romances no se presenta: cada vez que es necesario escribir, se hace en latín, pues los que saben escribir son aquellos que han aprendido la lengua de los conquistadores romanos.

Fueron los juglares quienes primero tuvieron la necesidad de escribir la lengua que hablaban. Se trataba, en su caso, de tomar notas, de redactar algún ayuda-memoria. Anotaban los textos que debían recitar, para recordarlos. Escribían para ellos, y no para los demás. No buscaban, pues, comunicarse. Por lo tanto escribían, con mucho de fantasía, una escritura casi fonética: anotaban lo que pronunciaban.

Aparentemente, el sistema adoptado por los juglares es muy simple. Sin embargo, no satisface cuando hay que escribir para otro que no sea uno mismo.
Uno siempre entiende sus propias notas; la secretaria siempre puede pasar en limpio lo que ha tomado en taquigrafía. Pero trate de pedirle a un amigo que lea las anotaciones que usted ha esccito, haga descifrar un texto en taquigrafía por otra secretaria: la comunicación se hará muy difícil, y tal vez no se logre en absoluto.
A través de lo escrito, quiere reencontrar la lengua que él habla. Para eso le hace falta un código sin la menor ambigüedad. A medida que las Jenguas romances fueron evolucionando, el alfabeto latino resultaba insuficiente para transcribir fonéticamente la lengua que se hablaba. En el caso del idioma francés, por ejemplo, observamos que en el siglo XVII apenas se disponía de unas veinte letras (las del alfabeto latino) para transcribir los 36 sonidos del francés. Tomemos un ejemplo sencillo. En el siglo XH, las palabras pie (pío, piadoso, y también urraca) y pied (pie), del francés, se escribían las dos pie. Para el lector, esas dos palabras, pie y pie, eran idénticas, aun cuando respondían a dos palabras diferentes en la formulación oral: pie y pied. ¿Cómo podía el lector distinguirlas sin equivocarse? Es este un fenómeno fundamental sobre el que insisten todos los especialistas en ortografía. Y que incide en mayor o menor medida, en la escritura de todos los idiomas derivados del latín.

1 comentario:

Unknown dijo...

Dolors, no veo las conclusiones del texto ni tampoco la fuente de donde has sacado la información.

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