París desde mi ventana es la propia
interpretación de Marc Chagall sobre las vistas de la capital de Francia, nido
del amor, el arte y el ocio europeo. El cielo es un panal de cristales, donde
se contraponen colores vivos y muertos. Un hombre se asoma a la ventana, tiene
dos caras: una simboliza el sol, la rutina diaria; la otra simboliza la noche
de París, llena de luces, fiesta, arte y alegría. Una ciudad descompuesta: los
gatos son personas, las personas son aves, los trenes circulan bocabajo. La
distribución de los edificios es un sin sentido, todo está desbaratado,
desordenado. Aunque parezca extraño, todo está estructurado de una manera
metódica, es el orden del caos. Y en medio de París destaca la enorme e
impactante Torre Eiffel, el pilar de
París, una torre de hielo, frágil, a punto de desmoronarse junto a toda la
ciudad, en mil añicos, cuchillos de escarcha capaces de atravesar el cuerpo y
el alma de cada parisino. La ciudad del amor, la alegría, el arte; pero también
guarda muchos misterios, secretos y enigmas. Quizás en eso rige la singular
espectacularidad de París.
1 comentario:
¡Buena descripción!
Publicar un comentario