Anna Pávlovna

Anna Pávlovna Pávlova

Sin duda, más conocida por ejecutar la Muerte del Cisne, ella fue una de las más grandes bailarinas de su época. En el libro, César dice que era por la forma de mirar, de decir que ella era la mejor, que era insuperable; de mirar como una auténtica diosa.

Pero aparte de ese factor (que no sabemos si es verdad o mentira), poseía otras muchas cualidades. Entre otras cosas el hecho de que normalmente las bailarinas, por tener una técnica fuerte, ya se esperaba que tuvieran un cuerpo musculoso, tan distinto al de Pávlova; delgado, de aspecto frágil y delicado. Esa diferencia, la hizo perfecta para interpretar ballet romántico.

Otra de sus cualidades fue que pese a que no aportara grandes innovaciones como bailarina, al mezclar sus dotes de actriz con su talento para la danza, le permitió ser en sí misma una innovación y formar su propia compañía en 1911.

No se especifica demasiado el momento en que se empezó a interesarse por la danza, pero teniendo en cuenta que a los 8 años fue rechazada en la escuela de Ballet Imperial por ser muy joven, yo diría que empezó quizá con 5 años o incluso menos; pero dos años más tarde con diez, sí fue admitida.

Ella nació en San Petersburgo en una familia de campesinos. Se rumorea que al no hablar de su lado paterno, ella podría ser hija ilegítima y que sus padres fueran judíos.

Poco antes de cumplir los 50 años, murió mientras estaba de gira, y su último deseo fue que le pusieran el traje para la Muerte del Cisne y sus palabras fueron:

“Tocad aquel último compás muy suavemente”.

-La parte de su historia que más me ha llamado la atención, ha sido que aunque de cuna muy humilde, rozando la miseria, pudiera a una tempranísima edad comenzar a practicar ballet, cuando su práctica solía estar destinada para una clase claramente más alta.
Y me he preguntado qué debió hacer para conseguir que alguien le enseñara.