Escóndete

De estos 3-4 últimos años hasta ahora me he dado cuenta de que aparte de muchos otros, hay un tema de conversación que predomina bastante entre las amistades: los padres.

Muchas veces solemos hablar de lo mal que nos parecen sus hechos hacia nosotros, criticamos su forma de educar, de guiar nuestras vidas… pero nunca pensamos que posiblemente muchos de ellos no hayan tenido a nadie que les oriente en este punto de la vida, y han tenido que tener mucho valor y esfuerzo para solo llegar a ser adultos, luego a ser padres, y ahora a educar como ellos hubieran querido que sus padres lo hicieran.

Sí que nos dicen muchas veces mucha gente que nosotros tenemos la vida mucho más fácil, que nos lo dan todo mascado y que tenemos todo lo que queremos, pero no piensan que lo que ahora podemos tener (incluso ellos mismos) lo podemos ganar con mucho menos esfuerzo del que se necesitaba antes, al menos muchas cosas sí.

Recuerdo que no hace mucho tiempo, yo tenía un objetivo en las discusiones con mis padres: acabar con que se disculparan ellos.

Yo sentía muchas veces (muchas otras no) que en ese momento ellos no tenían la razón y que era yo quién la merecía, pero está muy claro que aún estando en el siglo XXI  las cosas siguen yendo por la fuerza: primero van los mayores, luego nosotros.

Por mucho que nos cueste aceptarlo, la sociedad sigue siendo algo cerrada en este sentido, es decir, la autoridad siempre han de tenerla los adultos, los que llevan el mando en todas las cosas tiene que ser la gente mayor, en cambio nosotros solo podemos mirar, oír y callar, y mientras tanto escóndete si has hecho algo mal.

Después de darle varias vueltas a este asunto, no me ha quedado más opción que recapacitar en mis pensamientos y decirme a mí misma la verdad:

Los animales alimentan a sus crías hasta que estas se puedan alimentar por ellas mismas. Yo me he dado cuenta de que aún me faltan unas cuantas broncas para saber alimentarme por mí misma, así que de momento lo que me falta es apechugar, y con el tiempo apreciar todo este esfuerzo que, por mucho que nos cueste reconocerlo, es por nosotros y nuestros futuros hijos.